Hay dos cosas que nunca te dije.
La primera es que adoraba la manera en la que me mirabas todas las mañanas, todos los días, incluso podía notar el reflejo de las estrellas en tu mirada, hundiéndose en lo más profundo de mi corazón.
La segunda es que odié con todas mis fuerzas como te fijaste en ella, como la tratabas de esa manera tan arrogantemente, por mucho que no la miraras de la misma forma que a mí. Y sobre todo,odié la forma en que me hacías quererte con toda mi alma. (o quizás eso fue lo que más me gustó de vos)
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