7.6.14

Yo te culpo, en el desquicio de cuidarte, por la risa que tu risa me suscita. Yo te culpo por el alma que incendiaste con la brisa de caricias que no irritan. Yo te culpo por tus mansos brazos-brujos, por la lágrima del pecho que acabaste. Más allá del más allá que te sedujo, yo te culpo por pensar que la inspiraste. Palomar de primaveras. Sortijera; ventajera; serafín. Hoy se callan los problemas si descanso en tu tu disparo de rubí. Yo te culpo porque sumo como sumo tu cereza transpirándome su zumo. Yo te culpo porque abrazos como el tuyo me demuestran que otros tantos son chamuyo. Yo te culpo por el llanto de mi cuello. Por tus alas de bengala en su destello. Y porque caí en la cuenta de que el desvelo se produce con la ausencia de tu vuelo

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