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 Haces que la gente encuentre la confianza suficiente, esa que cuando por fin la encontras te sentís pleno. Demostraste cosas tan lindas, pero siempre con resguardo, siempre hasta ahí, por las dudas. Cuando uno piensa que esta todo bien, cuando lo sentís pero a la vez sentís que todo está bajo un disfraz, que en el reflejo las cosas no son iguales y diferentes, pero no te importa y seguís hasta que un día ya todo se convierte en absurdo, ya nada vale la pena.
 Duele un poco aterrizar en el piso cuando sabemos bien que la situación podría haber sido totalmente diferente o simplemente podríamos haber evitado la caída del otro. Una advertencia, aunque sea chiquita hubiese sido suficiente para entender a la perfección sin idealizar nada.
Algunas personas esperamos demasiado, y hasta a veces esperemos que los demás actúen igual que nosotros. No es así, que triste saber que nadie piensa en nadie. Que triste la indiferencia. Que triste todo lo que perdemos por miedo.